Carnaval, entre las risas y las caras largas

Comunicación/ Sociedad

¿Cuánto puede durar las ganas de hacer de la gente que tiene ganas de hacer? ¿Cuánto puede durar el ánimo de aquellos que emprenden cosas sin otro objetivo que el de dar a los demás la posibilidad de crecer?

En el día de ayer, domingo 28 de febrero, el último día del mes, se realizó en la Plaza Sarmiento del Barrio Palumbo de Godoy Cruz un carnaval, si increíblemente un carnaval, es la intención desde hace tiempo desde las municipalidades y algunos grupos independientes la recuperación de los espacios verdes y que la gente de barrio puede disfrutar de su plaza y no dejarsela solo a esos que meten miedo.

Subcomision de Jovenes del Barrio Palumbo y algunos padres, poquitos padres organizaron algo que me sorprendió, y me sorprendió bastante. Hace poco escribí una nota que hablaba sobre la unidad del barrio y la relación entre vecinos del barrio donde vivo ("Se cortó la luz") y sinceramente en la Plaza Sarmiento, esa plaza gobernada por los que meten miedo, se dío algo inospito, algo que nunca he visto o tal vez he ignorado, niños, adolescentes, semiadultos, adultos, abuelos y perros, todos reunidos en la plaza divirtiendose, riendose.

Niños con sus caritas pintadas y disfrazados, gente danzando, la plaza se iluminaba solo con la luz de felicidad que ponían los gente a la hora de verse reunida. Murgas, bandas soplaron el viento de lo nuevo. Un domingo diferente que permanecerá como un recuerdo vago de algo extraño que nos sucedió.

Ignoro los nombres de quienes organizaron este hermoso carnaval, de quienes buscan recuperar nuestros espacios y darle algo nuevo, primero a los niños y después a los que le siguen en edad. Pocos fueron los que subieron al escenario a la hora de dar la cara, a la hora de darse a ver para que conozcamos a estos hacedores, a estos visionarios del amor.

Pero en todo drama, siempre hay un manchón negro en el mar, faltando dos murgas, hubo un cruce de golpes entre esos que se creen dueños de la plaza metiendo miedo. Gracias a Dios solo hubo un herido pero todos quedamos golpeados, golpeados por que creimos estar viviendo un sueño que se termino con un golpe da agua fria. Se desenchufaron los cables, se apagaron las luces, se pincharon lo globos, la cara de los niños se despinto, la cara de los grandes se volvio a alargar.

El barrio volvió a ser el mismo de siempre, el barrio de los que meten miedo, pero este fue el punta píe inicial de la esperanza de que estos carnavales se repitan hasta en invierno, por que apesar de todo fue lindo vernos reunidos.

Escrito por: Francisco Martinez Espinosa
Fotografía: www.themagickeys.blogspot.com


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