El dengue, un año después

Martes 13 de abril de 2010
Comunicación//Medios//

Relevamiento y análisis de lo publicado por Clarín y La Nación en 2009

Los diarios porteños lideraron la comunicación de la emergencia del Dengue y el Estado Nación perdió la batalla comunicacional. Algunos errores tanto desde los órganos de difusión oficiales como desde el periodismo: nadie advirtió que oficialmente se anunció tres veces la creación de un comité de crisis; todos los días los titulares sumaban más víctimas; hubo decenas de voceros y en plena etapa de “Mitigación” se hablaba de “Prevención” ¿Fue un “brote” o una “epidemia”? ¿Que responsabilidad tuvo el Estado? ¿Y cuál fue la de los medios?

Hace un año, los argentinos vivimos la “epidemia” o el “brote” del dengue. Y la sufrimos tanto en la “realidad” como en la oferta informativa que día a día nos sirven los medios de comunicación. Los diarios Clarín y La Nación, como principales formadores de agenda noticiosa (que luego es repetida y ampliada por las radios, la TV y los portales informativos) llevaron a sus tapas decenas de títulos principales dedicados a la cuestión. En algunos casos con una construcción informativa apoyada en conceptos erróneos y por la ausencia de una comunicación oficial clara que los llevó a explorar el terreno “a ciegas”.

Diario sobre Diarios editó a principios de este año en su publicación Análisis de Coyuntura Mediática (ACM) un análisis del dengue durante 2009. Se trató de un relevamiento y análisis cualitativo que DsD edita por pedido de clientes. En este caso, fue a solicitud del Ministerio de Salud de la Nación. Con la intención de realizar un aporte reflexivo sobre el “brote” o “epidemia” que los argentinos vivimos el año pasado, es que DsD solicitó a ese ministerio la posibilidad de publicar algunas de las conclusiones y agradece la autorización recibida.

La mencionada publicación consistió en un relevamiento de la cobertura informativa que los diarios Clarín y La Nación hicieron de la “emergencia Dengue”, durante el período del 1º de enero al 30 de junio de 2009.

Una advertencia: si bien este año no se volvió a repetir una serie informativa referida al dengue, las autoridades sanitarias afirman que la enfermedad tiene aún un mes más de riesgo, en especial si suben las temperaturas promedio.

Una crisis en medio de otras dos

El “dengue” fue una serie noticiosa en ambos matutinos que se extendió entre el 7 de febrero y el 15 de mayo de 2009. En ése período publicaron en total 153 notas, contabilizando las publicadas en las tapas como también al interior de los mismos. De ese total, 87 fueron publicadas por La Nación. Las 66 restantes fueron impresas por Clarín.

Algunas de los antecedentes que allí constan son las siguientes:

• En términos mediáticos, el dengue fue hijo de otra emergencia focalizada: el alud de Tartagal, ocurrido en esa localidad salteña en los primeros días de febrero de 2009. Y la crisis del dengue fue la predecesora de algo más grave: la del virus H1N1 o gripe A.

• Tres crisis en una sola, las tres seriadas. De forma tal que una serie desaparecía de las tapas de los diarios y ese espacio era ocupado por la otra de inmediato. Y cada nueva crisis fue incremental; es decir, pasó a ocupar más espacios en el mundo de los medios de comunicación que la anterior. Todo ocurrió en tan sólo siete meses. Al comenzar la post crisis de la Gripe A, presentó su renuncia la máxima autoridad: la ministra de Salud de la Nación, Graciela Ocaña. Antes –al promediar la crisis del dengue- renunció el equipo de comunicación de la ministra, cuyo jefe acompañó su trayectoria por más de diez años.

• Las tres crisis se desarrollaron en un contexto nacional que vale la pena recordar. El 28 de junio se celebró en la Argentina una elección parlamentaria. Con lo cual el eje informativo y el interés periodístico estuvieron puestos en las cuestiones electoralistas (alianzas, definición de candidatos, etc). Otro hecho noticioso fue el fallecimiento del ex presidente Raúl Alfonsín, cuya repercusión se sintió en la gráfica a principios de abril. En el caso del Dengue, la post crisis comenzó en los primeros días de mayo, es decir casi dos meses antes de los comicios.

Este hecho informativo – la campaña electoral- contribuyó a que la agenda mediática tuviera muchos momentos de concentraciones temáticas en cuestiones “políticas” o “partidarias”. En ese contexto, las emergencias no pudieron evitar el terreno de las especulaciones políticas, tanto del oficialismo como de la oposición partidaria.

Los diarios lideraron la comunicación

El 23 de marzo La Nación realizó una primera construcción informativa sobre la emergencia que fue irreversible: lo hizo apenas con una mención en el capitel de su portada donde declaró el “alerta sanitario”.

Ese cintillo lo usó por primera vez ese día para un despliegue informativo de una sábana, en la página 11 de la edición de la mencionada fecha. El cintillo dijo: “Alerta Sanitaria: polémica por las cifras oficiales” seguido del título a cinco columnas “Alarmante aumento de casos de dengue” y una bajada que aseguró que “Los registros provinciales indican 2.300 casos, mientras que el ministerio de Salud nacional sólo contabilizó menos de la mitad”. La principal fuente de dicho artículo fue el director de Epidemiología del ministerio de Salud de la Nación, Juan Carlos Bossio, cuyos datos se presentaron como contradictorios con los supuestos dichos de “epidemia” del gobernador chaqueño Jorge Capitanich, y hasta los manifestados por el intendente de Charata (Chaco).

El 26 de marzo, Clarín pasó a la ofensiva informativa. El título principal de ese día fue: “El dengue ya es epidemia: 2.270 casos en el país”, señalando en la volanta que “Ya hubo 2 muertos” y en la bajada que “Es una de las enfermedades de la pobreza que se transmite por medio de la picadura de un mosquito. Las provincias más afectadas son Chaco, Salta, Jujuy y Catamarca. Temen que se siga expandiendo”.

Como se observa, Clarín (tres días después de La Nación) dio 30 infectados menos; no aludió a la polémica por cifras entre Nación y provincias y superó al matutino La Nación instalando el concepto de “epidemia” en lugar de “alerta sanitaria”. La fuente principal de ese artículo fue el director de Prevención de Enfermedades y Riesgos, Hugo Fernández.

En pocas palabras: fue el diario La Nación y no el ministerio de Salud el que declaró en términos de opinión pública el “alerta sanitario”. Y fue Clarín y no la cartera del área, quien declaró la “epidemia”. En ambos casos, las fuentes fueron funcionarios del ministerio de Salud quienes proporcionaron los datos a los periodistas para escribir esas notas. Claro que los registros demuestran que el ministerio de Salud de la Nación no había ni “alertado”, ni había declarado que se estaba frente a una “epidemia”. Y si lo hizo, ese dato no fue publicado.

Este primer ejemplo confirma lo que es bien sabido en términos de crisis comunicacionales: cuando el actor afectado por la crisis no lidera la comunicación desde un primer momento, entonces lo hacen los medios de comunicación. En este caso fueron los matutinos. Recuperar ese liderazgo durante una emergencia, si no resulta imposible, es al menos una tarea titánica.

El comité de crisis se creó tres veces

El estudio pudo comprobar que 34 días después del primer caso publicado de contagio de dengue, la ministra de Salud de la Nación, Graciela Ocaña, anunció la creación del Comité de Crisis. Este relevamiento demuestra que el mismo anuncio se reiteró y fue publicado por los matutinos el 12 de marzo, el 1º de abril y el 7 de abril.

Ninguno de los periodistas que siguieron el tema advirtieron que el mismo anuncio oficial se reiteró en tres ocasiones. Y si lo advirtieron, no se lo dijeron a los lectores.

Contando víctimas

Cuanto el Estado no centraliza la información sobre las víctimas de una emergencia, y comunica diariamente al respecto, con herramientas ágiles y accesibles para diversos públicos. se generan confusiones y hasta interpretaciones fallidas.

En el caso del Dengue 2009, al no centralizarse la información sobre contagios (hayan sido “autóctonos” o “importados”), ocurrió lo mismo que con las cifras totales de “infectados” o “casos en análisis” de la Gripe A. Es decir: el Ministerio intentó en forma tardía una comunicación al respecto, pero no pudo liderar la comunicación de esos datos. Por lo tanto, lo hicieron los medios de comunicación obligados por la coyuntura y la versatilidad de la agenda. Y al hacerlo, por poner un ejemplo como el de la influenza, se sumaban incluso en totales a aquellas personas que si bien contrajeron la enfermedad, probablemente ya se encontraran en sus hogares recuperados luego del tratamiento respectivo.

En 1998 la prensa porteña –que arrastró en su construcción a la prensa provincial - nunca diferenció en la emergencia de las inundaciones en el Litoral entre “evacuados”, “autoevacuados” e “inundados”, por falta de información oficial precisa al respecto. Todo se sumaba como si fuera lo mismo y la cifra fue funcional en la construcción de títulos de tapa. Con el dengue ocurrió lo mismo: nunca se diferenció entre “infectados”, “casos denunciados” y “casos en análisis” (muestras). La responsabilidad no se le puede adjudicar a la prensa, sino al Estado que nunca suministró en tiempo y forma los datos precisos. ¿Qué podría hacer el periodista o el medio si no existían esos datos? Tal vez, al menos advertir estos matices a los lectores.

Todos los voceros no son voceros

Ante la ausencia desde el comienzo de la emergencia de una comunicación sistemática y accesible, los medios de comunicación buscaron cualquier tipo de vocero gubernamental. Así hubo multiplicidad de voceros “oficiales” durante esta emergencia. Sólo en este relevamiento, la cifra superó los cincuenta actores o fuentes consultadas sobre el dengue.

Este caso también demostró qué ocurre con la información que se suministra desde voceros oficiales de segunda línea. Y que cuando esos datos son suministrados sin estrategia comunicacional, la información del organismo involucrado termina construyendo notas periodísticas negativas para la propia cartera.

“Prevención” se confunde con “mitigación”

Cuando una epidemia se encuentra en la etapa de “desarrollo”, no es correcto decir que se le responde con “campañas de prevención” como se hizo durante la gestión Ocaña. Lo que se desarrolla en esta etapa son “campañas de mitigación o respuesta”. Las “campañas de prevención” sólo se ensayan en situaciones de pre-crisis. La prensa porteña no percibió ese detalle y escribió sin reparar en el error, asegurando que eran “campañas de prevención”.

“Epidemia” o “brote”

La polémica entre “epidemia” y “brote epidémico” fue una tensión originada entre las designaciones que le dieron Clarín y La Nación, respectivamente. No fue el Estado quien construyó ese falso dilema, pero sí fue su víctima comunicacional: en términos de opinión pública, tal vez haya quedado instalado que la administración nacional quiso relativizar el impacto de la emergencia no admitiendo de entrada que se estaba ante una “epidemia”, sino delante de un simple “brote”.

Más aún cuando el Gobierno nacional –en la figura de su Presidenta- quedó instalado, por la sesión frustrada en el Senado de la Nación, como intentando minimizar la “epidemia”, y resistiendo la declaración de “emergencia nacional”. Aunque hubo aclaraciones posteriores acerca de la norma en vigencia, esos dichos no alcanzaron la jerarquía que obtuvo la crítica.

La confusión podría haber sido subsanada: se debe definir claramente los conceptos de “brote epidémico” y de “epidemia” para saber que, ante determinado umbral de personas afectadas en determinada extensión geográfica, corresponde o no reconocer tal o cual situación.

La responsabilidad del Estado

A los periodistas de Clarín y La Nación les quedó la impresión que con el dengue no se hizo prevención sanitaria; que Ocaña fue tomada de sorpresa; que los gobiernos provinciales improvisaron y que los municipios no tuvieron los recursos humanos y materiales a tiempo para afrontar la emergencia. También que Ocaña nunca tuvo el apoyo político de la Casa Rosada. Todas estas aseveraciones constan en varias notas firmadas.

La Argentina no cuenta con un Sistema Federal de Emergencias (1) que monitoree diariamente y tenga equipos y recursos propios cuando una situación supera la capacidad de respuesta de un municipio y/o una provincia.

Las zonas que son declaradas en emergencias pueden y deben ser delimitadas en su acceso al periodismo con despliegue de fuerzas de seguridad mientras se contiene la situación (2). El acceso de la prensa a esas “zonas críticas” debe hacerse acompañados de autoridades y con todos los requisitos previos para evitar que los propios periodistas, fotógrafos y cámaras no terminen siendo infectados, o sus vidas corran riesgos innecesarios.

Como este criterio no fue aplicado por las autoridades nacionales, provinciales o municipales, los medios audiovisuales pudieron registrar imágenes de pacientes del dengue siendo atendidos en salas de hospitales. Incluso en ámbitos cuya circulación estaba prohibida a personas ajenas a esos sectores.

Dengue y pobreza

Fue Clarín el que asoció al “dengue” con la “pobreza”. Esa construcción mereció una respuesta del ex presidente Kirchner (breve y a través de los medios electrónicos) asegurando que el mosquito es urbano, y pica a “ricos” y “pobres”. Pero la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha explicado hace dos décadas que afirmar que las catástrofes afectan a ricos y pobres por igual pude inducir a un error: aún cuando afecten a todos, siempre los más perjudicados son los pobres. Éstos últimos tienen menos posibilidades en las etapas de mitigación y recuperación en una emergencia.

Ergo: siempre los “pobres” son los más afectados.

Polemizar o no polemizar

Según los manuales de comunicación de la Organización Panamericana de la Salud, en una “crisis” las autoridades no deben polemizar. En el caso del dengue estuvo plagado de polémicas públicas y solapadas. Algunos ejemplos fueron: entre las autoridades sanitarias del Chaco; entre la ministra chaqueña de Salud Sandra Mendoza y el intendente de Charata; entre el intendente de Charata y el gobernador Capitanich; y entre el director Fernández y el ministro de Salud bonaerense, Claudio Zin. Las polémicas entre funcionarios sólo llevan consternación a los afectados por la crisis, afirman los expertos.

Cuando algo “llega” a la Capital Federal

La crisis del dengue se comportó igual que la crisis del cólera y la del hantavirus. En los tres casos estudiados, mediáticamente fueron de la periferia (provincias) al centro (Capital Federal y GBA). Y en los tres casos, los medios gráficos usaron el verbo “llega” o “llegó” o “arribó” a la metrópoli, aun cuando técnicamente sea incorrecto. Es importante reparar en ello: los medios de comunicación tienen la mayor concentración de públicos en Capital y GBA. El dengue es más dengue si afecta a los porteños y habitantes del conurbano. Allí “el dengue vende más”.

El DsD publica este trabajo con la única intención de que entre todos podamos aprender: lectores, periodistas y autoridades.

Porque emergencias hay todos los días.

Aunque no se publiquen.

Escrito por: www.eldsd.com
Fotografía: Diario Clarin

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