Bicentenario, dos miradas

Mayo de 2010 nos encuentra frente a la misma antinomia. Intereses antagónicos como soberanía-imperialismo y grupos de poder-pueblo se enfrentan de distintas maneras a lo largo de la historia.

Hace 200 años se producía la formación de la primera junta de gobierno de las provincias unidas del río de la plata, hechos conocidos, también, como revolución de Mayo.Lo que hoy es Latinoamérica, ve como se disipa el poder de la corona española al calor de revoluciones y luchas emancipatorias, que, entre 1806 y 1811 se producen en la región. Se despliega a partir de ese momento el desafío permanente de dejar de ser colonia y al mismo tiempo, se ve, el desarrollo de clases hegemónicas al interior de los pueblos de América Latina. Dos rasgos se actualizan a lo largo de nuestra historia: soberanía o dependencia, por un lado, y por otro, la oligarquía enfrentada al pueblo.

No es motivo de este escrito la descripción de hechos que se fueron dando en Mayo de 1810, sino la reflexión, en todo caso, sobre como esos hechos tienen resonancia histórica. Resaltar que en los sucesos de Mayo (y solo por tomar un período histórico: el que se ajusta a nuestra conmemoración) se oponen dos maneras de ver el mundo, tanto en su fondo como en su forma. No se trataba, entonces, de tiempos de sosiego, sino de gran agitación política, y, si bien dejar de ser “virreinato” desde el punto de vista formal era aceptado por todos, había quienes deseaban mantener la misma lógica de dominación al interior del nuevo régimen. Otros, no solo ansiaban el surgimiento de una república soberana, sino, que se oponían a repetir las condiciones de sometimiento que el régimen anterior mantenía hacia el pueblo.

Dos maneras de interpretar el mundo y dos maneras de actuar, conforme a esas visiones, se realizaron en dos hombres; solo por tomar a dos de los mas representativos del Mayo de 1810: Cornelio Saavedra y Mariano Moreno, Presidente y vocal, de la primera junta respectivamente.

En la discrepancia y en sus desacuerdos, se halla la discusión irreconciliable entre dos modelos de país desde el punto de vista político en general, económico y social. La independencia fundada en la igualdad y la justicia social, estimada por revolucionarios como Moreno, Juan José Castelli, Manuel Belgrano se contrapone a la independencia de “mudar tiranos sin destruir la tiranía” al decir de Moreno.

Mayo de 1910 nos encontró a 100 años de la revolución “festejando” el Centenario sobre las cenizas de los pueblos originarios, sobre la exclusión social, estado de sitio y la represión a toda forma de reclamo bajo el poder de las corporaciones en el marco de “país agroexportador”. Un Estado mínimo y obediente de baja “intensidad política” añorado hoy por el mismo poder que pretende restaurar la línea conservadora iniciada por Saavedra, seguida por gobiernos siempre atentos a la mirada del amo y depuesto, a golpe de dictadura militar, todo gobierno popular ante cualquier trasgresión a los intereses del poder.

El Bicentenario, nos sorprende por su renovada agitación política, pero enfrentados a los mismos problemas, a los mismos intereses, ver una oposición al gobierno que ante el desarrollo de medidas que favorecen a los sectores de menos recursos y al pueblo en general, defiendan intereses concentrados que benefician al poder de las corporaciones de todo tipo, nos hace retroceder a la Argentina del Centenario.

La Argentina del Bicentenario a la que asistimos, alineada a países como Bolivia, Venezuela, Ecuador, es la que aspira a aquella Patria Grande, de unión de los pueblos latinoamericanos propuesta por aquellos que a la vez aspiraron a la justicia social. Una Patria Justa, es condición de posibilidad de una Patria Soberana, pues, los mismos intereses que justifican que se ejerza poder contra el pueblo, son aquellos que se doblegan al poder de los intereses foráneos.

Escrito por: Edgardo Begna
Fotografía: informeurbano.com
Fuente:
informeurbano.com


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