Matrimonio gay... Progreso moral vs. Tradicionalismo

En una sesión maratónica e intensa, la Cámara de Diputados aprobó esta madrugada un proyecto de ley que legaliza el matrimonio entre persona del mismo sexo. El debate atravesó la mayoría de los bloques en forma transversal y obligó a sus autoridades a dejar en libertad de acción a sus miembros.

La votación final arrojó los siguientes resultados: 125 en favor, 109, en contra y seis abstenciones.

Progreso moral vs. tradicionalismo moral
En los siguientes apartados te persentamos un artículo escrito por Marcelo Alegre (profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Buenos Aires) publicado en cristianosgays.com, en el que desmonta la acusación de relativismo moral que la Caverna suele arrojar contra quienes defienden el matrimonio entre las personas del mismo sexo:

Es frecuente leer o escuchar que la aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo implica un triunfo del relativismo moral. Sin embargo, es útil distinguir entre dos fenómenos muy diferentes. Por un lado, la extendida adhesión al relativismo, que consiste en la creencia de que en materia de valores no existen códigos universalmente válidos, y por otro lado el progreso moral, consistente en el cambio en las valoraciones morales vigentes.

El progreso moral no precisa estar basado en el relativismo: es incompatible con éste.

El relativista se niega a condenar moralmente ciertas prácticas sobre la base de que ellas, si bien repugnan a nuestra sensibilidad moral, tal vez estén de acuerdo con el código moral de la comunidad en que tienen lugar. Por caso, el relativista dirá que la mutilación genital femenina, que desde nuestra cultura es vista como una salvaje y violenta discriminación contra las mujeres, puede ser una práctica aprobada por ciertas sociedades. A falta de un criterio universal aplicable a todas las culturas, el relativista nos exigirá abstenernos de reprochar dicha práctica.

En cambio el progreso moral, si bien implica al igual que el relativismo, un distanciamiento respecto de los valores aceptados, no tiene como objetivo destruir toda valoración, sino fortalecer los estándares morales a través de su revisión constante, a la luz de la razón. A medida que la dinámica de la vida democrática pone a la luz nuevos intereses, o viejas y nuevas formas de imponer abusos y sufrimiento, la moral racional debe evolucionar, reconociendo nuevos derechos, modernizando instituciones jurídicas, abriendo nuevos canales de expresión y protección de grupos y personas víctimas de desigualdades.

En realidad, es la resistencia tajante al progreso moral, o en otras palabras, el tradicionalismo moral, el que se parece mucho al relativismo. Ambos comparten una visión muy limitada de la razón humana. El relativista (junto a los escépticos morales) afirma que la razón es incapaz de trascender los límites estrechos de la propia comunidad, y no puede aspirar, por tanto, a elucidar pautas morales universales. El tradicionalista afirma que la razón es inerte frente a las pautas morales vigentes, o para revisar estándares de conducta arraigados en el pasado.

El caso del reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo no implica ningún relativismo. Hay un valor de alcance universal, la igualdad, que exige reconocer que la negativa oficial a casar a las personas sobre la base de sus preferencias sexuales es una forma de discriminación, como lo era la negativa al voto femenino o la proscripción (antes de la reforma constitucional de 1994) de los candidatos presidenciales no católicos.

La apertura de la institución matrimonial a las personas del mismo sexo inclusive enriquece el alcance y la relevancia moral del matrimonio, poniendo de relieve a la familia como un ámbito de amor y cuidado más allá de los fines de perpetuación de la especie, y oficializando un tipo de unión en el que la discriminación de género está, por definición, excluida.

El progreso moral es un triunfo de la razón sobre sus dos adversarios: el relativismo y el tradicionalismo.

Fuente: prodiario.com.ar, www.cristianosgays.com

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