Aún queda papel por cortar


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"Es una contradicción que la Corte acepte una planta ilegal" Así protestó Juan Carlos Quinteros, uno de los líderes ambientalistas de Entre Ríos en relación con el dictamen del 20 de abril de la Corte Internacional de Justicia La Haya que determinó que no se relocalizará la planta Botnia.

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sede en La Haya determinó que Uruguay violó el estatuto del río Uruguay pero consideró innecesaria la relocalización de la planta ubicada a orillas del mencionado río por falta de evidencias sobre contaminación.

El dictamen fue recibido con agrado por las autoridades uruguayas y precaución según lo expresó el presidente uruguayo José Mujica "Las palabras son silencio y trabajar mucho", señala infobae. Por su parte la consejera de la Cancillería argentina, Susana Ruiz Cerutti, se mostró conforme pero aseguró que “hubiera sido espectacular que la Corte pidiera la destrucción de Botnia”, según informó a radio porteña El Mundo. El descontento e indignación ocupó el rostro de los vecinos de Gualeguaychú al escuchar el dictamen de la CIJ. Prometen desde su parte que no se negociará su objetivo principal la relocalización de la fábrica de celulosa, señalaron a La Nación. Los vecinos aseguran que mantendrán el corte pese al llamado de reflexión del Canciller Jorge Taiana.

Hay que enmarcar al conflicto en dos aristas. Por un lado la continuación de políticas neoliberales. Los capitales extranjeros multinacionales se instalan en los países del Tercer Mundo para incrementar sus ganancias beneficiados por las facilidades jurídicas que otorgan los estados naciones débiles. Tal es el caso de la instalación de Botnia en Uruguay cuyo país violó el estatuto del río homónimo. En esta oportunidad se trata de un acuerdo bilateral transgredido por el país vecino. Es decir, los capitales avanzan según sus propias lógicas sin fronteras que los limiten.

Además existe otra evidencia de la debilitación de los estados naciones que deben aceptar decisiones tomadas desde organismos supranacionales. En particular la CIJ perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas que actúa como árbitro en las controversias de orden jurídico entre estados. La decisión dictaminada se debe cumplir y esto demuestra una progresiva debilidad de la soberanía nacional. En general se puede agregar ejemplos nacionales de la presión y poder que tienen organismos internacionales. Las políticas neoliberales promovidas por el FMI en la década de los 90 y adoptadas durante la presidencia de Carlos Menem (Partido Justicialista) es claro ejemplo de ello.

El fallo tiene una particularidad paradójica. Si bien la Corte confirmó la violación no indicó la suspensión de actividades de la pastera, por lo que no se entiende como algo al margen de la legalidad puede seguir actuando. La única respuesta posible es la evidente, los organismos supranacionales, en particular CIJ, facilitan las condiciones de expansión de capitales multinacionales alrededor del mundo.

Thomas Hobbes en el Leviatán imaginó un estado de naturaleza previo a la organización social en que los hombres eran libres. Por esa libertad ilimitada “el hombre es un lobo para el hombre” porque frente a un conflicto éste se resolvería por la fuerza a muerte. Así justifica la creación del Estado en el que cada individuo mediante un contrato cede su libertad para centralizarla en la autoridad que garantizará la conservación del hombre. La situación actual podría ser analizada según estos términos. Los individuos en este caso serían los estados y el Estado los organismos supranacionales toman decisiones para mantener la existencia de los estados-nación. Es otra óptica para analizar al conflicto por la instalación de Botnia en Fray Bentos y todo su posterior desarrollo.

Escrito por: Romina Andrea Barboza
Fuente: Agencia Taller de Periodismo Alternativo (ATPA)

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