La hora de la verdad, la hora de la justicia

Después de tanto tiempo de espera, de ocultamiento, de protección política el represor, Jorge Rafael Videla, fue condenado a prisión perpetua en cárcel común por delitos de lesa humanidad. El juicio se llevó adelante en la central provincia de Córdoba. Durante el juicio los represores justificaron su accionar.

30 años tuvieron que pasar para que se trate de cerrar la historia más dolorosa de nuestro pueblo. Ni jueces, ni gobiernos fueron capaces de abrir la puerta a la justicia, a la verdad definitiva.


El ex presidente de facto fue encontrado "penalmente responsable de los delitos de torturas agravada por tratarse de perseguidos políticos". Además, del "homicidio calificado por alevosía".

Ante estos cargos, el tribunal lo condenó a la pena de prisión e inhabilitación perpetua. El represor deberá cumplir la sentencia en una cárcel común.

El pasado martes, Videla presentó su alegato al tribunal. El ex militar justificó el terrorismo de Estado y lo enmarcó en una guerra interna.

Por su parte, el ex jefe del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, fue declarado culpable y responsable por la aplicación de torturas seguidas de muerte. Deberá cumplir una condena de prisión perpetua.

Sin embargo, el ex militar deberá ser sometido a pericias médicas para determinar si esta en condiciones de cumplir la condena en cárcel común.

A pesar de las condenas a la mayoría de los acusados, varios fueron absueltos por los cargos que se investigaban.

El juicio oral se efectuó con 29 represores por el fusilamiento de 31 presos que se alojaban en la Unidad Penitenciaria San Martín (UP1). Además, del secuestro y tortura de un civil y 5 uniformados del Departamento de Informaciones Policiales (D2).

El último golpe de Estado militar gobernó al país entre 1976 y 1983.

Según organismos de derechos humanos se produjeron 30 mil desapariciones forzadas de personas, que aún se desconoce su paradero. En tanto, 5 mil recién nacidos en cautiverio fueron privados de su verdadera identidad.

Por otra parte, durante el gobierno de facto la deuda externa argentina creció de los 9 mil millones de dólares a 45 mil.

En el país se está pidiendo a gritos justicia, y de apoco se va logrando ese ideal de ver a todos los represores condenados y que sus caras sean reconidas por todos.

Fuente: Púlsar

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